Durante varios meses mi hijo de 6 años se despertaba gritando atemorizado con terrores nocturnos, la verdad yo no sabía que hacer, ni porque lo hacía, ahora comprendo todo. Lo llevé donde un neuropediatra para que me ayude a entender el por qué se despertaba tan agitado y llorando; el médico me hizo varias preguntas como cual era su alimentación, si estaba tomando algún medicamento, si había tenido un episodio traumático recientemente, cómo era su cama, etc. Al final de la consulta me explicó que regularmente los terrores nocturnos se dan por una alteración en su sistema nervioso y esta se puede dar por traumas, medicinas, alimentación o condiciones físicas en su espacio de descanso.
En el caso de mi hijo descartamos el episodio traumático y las medicinas ya que ninguno de las dos se habían dado en los últimos meses. Nos quedaba la alimentación y las condiciones físicas de su habitación. Al parecer le estaba dando mucho dulce en las noches, ya que su cena era cereal con leche o a veces galletas de chispas de chocolate, por lo que la reemplacé por una dieta libre de azucar y grasa, ese fue el primer paso. El segundo y decisivo fue analizar su habitación, así que me quedé a dormir con el un par de noches, vi que la temperatura y la humedad estaban bien, pero noté que al moverse mi pequeño accidentalmente golpeaba su cabecita con el concreto de la pared, ya que en mi casa no solíamos usar camas, sino solamente usabamos boxes (bases de cama). Así que investigué un poco en internet y compré una cama infantil de madera con cabecera en forma de casita estilo Montessori, vi como reaccionó y fue maravilloso, de alguna forma misteriosa mi pequeño nunca se llegó a golpear con la cabecera de la cama; de acuerdo al especialista el cerebro del niño mejora su percepción espacial si duerme con una cabecera.
Afortunadamente para mi hijo y para mí, la solución no fue complicada, por eso recomiendo acudir donde un especialista y no dejar pasar estos problemas, que al final pueden llegar a desembocar en otros problemas más graves.